Pautas para la actuación Profesional con una mujer victima de Violencia de Género

La condición de aislamiento, pérdida de control, culpabilidad y anulación en que se encuentran las víctimas de violencia de género hace que sea muy difícil para la mayoría de ellas poner fin a su situación, ya sea tomando medidas legales o haciendo uso de otros recursos a su alcance. 

A pesar del paulatino aumento del número de denuncias, existen aún muchas mujeres que sufren violencia de género y que no se atreven o no pueden denunciar su situación. En este sentido, es de vital importancia que la sociedad en general y profesionales en particular, sean capaces de detectar posibles situaciones de violencia de género, independientemente de que las mujeres que las sufren verbalicen su situación o pidan ayuda. Este aspecto es fundamental para avanzar hacia la erradicación de la violencia de género. 

Como ha quedado expuesto en entradas anteriores, el maltrato emocional tiene unos efectos de anulación y paralización de las mujeres que plantean retos importantes a los profesionales que tienen que intervenir con estas mujeres, pues es muy difícil ayudar a alguien que parece no saber y no poder actuar para retomar el control de su vida. 

Hay que ser muy consciente de los efectos que tiene la situación en la mujer para evitar caer en el mismo tipo de estrategias que ha venido utilizando el maltratador, por ejemplo: criticarla porque no se separa; darle órdenes porque no toma decisiones, vigilar y preguntar por todo lo que hace con desconfianza porque parece incapaz de hacer nada por sí misma, provocarla para hacerla reaccionar. Todas estas son estrategias que se parecen mucho a las que ha utilizado o utiliza su agresor y que tienen el mismo significado para ellas, que vuelven a sentirse maltratadas por alguien que quiere protegerla y que además lo hace en nombre de su bien, al igual que hacía o hace su pareja.

La mayoría de las veces para alguien externo es difícil comprender el control de un maltratador sobre la persona maltratada. Además, muchas veces los primeros tienen una apariencia de calma y es la víctima la que puede aparecer como agresiva. A este hecho se suele unir que estas suelen minimizar la situación en un intento de evitar desbordarse emocionalmente y de luchar contra la vergüenza que socialmente se les suele hacer sentir. Esto genera mucha incomprensión entre las personas cercanas y entre los profesionales que a veces aceptan más fácilmente el punto de vista del agresor. 

Los profesionales en contacto con mujeres en recuperación de una situación de violencia de género tienen que ser capaces de proporcionar apoyo para que ese proceso de recuperación siga adelante. 

Es muy importante durante toda la intervención, pero sobre todo en el primer contacto, proporcionar a las mujeres sensación de seguridad, de que se va a aceptar todo aquello que digan sin juzgarlas y sin criticarlas. 

El trabajo que hay que hacer es reconstruir la capacidad de pensamiento y de decisión de las mujeres, para ello hay que ayudarlas a pensar y a decidir por sí mismas, independientemente de lo que nos parezcan sus deseos y preferencias. 

Reconocerse como mujer maltratada es costoso y muy doloroso puesto que para la víctima de violencia de género supone que no ha sido capaz de evitar lo ocurrido ni de cambiar el comportamiento de su pareja, lo que, sumado a la sensación de culpabilidad, constituye para ella un fracaso como mujer. En este sentido, se apuntan a continuación algunos aspectos que deben tenerse en cuenta a la hora de atender a una mujer víctima de violencia de género y que servirán para garantizar una atención adecuada y de calidad. 

Es necesario: 
• Recibir a la mujer sola 
• Transmitir interés, confianza, seguridad insistiendo en la confidencialidad 
• Escuchar de manera paciente, atenta y activa 
• Creer lo que cuenta y respetar el orden de su relato 
• Informar de todos los recursos disponibles 
• Ayudar a la mujer a valorar alternativas 

Por el contrario hay que evitar: 
• Dar respuestas rápidas y precipitadas 
• Intelectualizar, diagnosticar, patologizar 
• Juzgarla, darle consejos o victimizarla con comentarios o expresiones 
• Caer en mitos y estereotipos sobre la violencia de género o sobre las víctimas 
• Tomar decisiones que debería tomar la mujer 
• Mostrar desaliento por querer ayudar a alguien que no puede o no quiere ser ayudada en ese momento o de esa manera. 

La respuesta de las mujeres a la violencia en la pareja puede estar condicionada por el grado y características de la violencia, por el daño e impacto en la salud, por los recursos psicosociales de apoyo, de protección, o por los apoyos que tiene a su alcance, si tiene hijos, que sufren directa o indirectamente esta violencia, o si tiene otras personas a su cargo.

Hay que ser conscientes de la cantidad de cambios y de tareas que una mujer en esta situación tiene que afrontar en una separación de este tipo entre los que se encuentran los siguientes: 

• La recuperación emocional tanto suya como de sus hijos, 
• Las tareas asociadas al bienestar de estos, que tienen que afrontar generalmente sin muchos apoyos, 
• La construcción de una nueva red social y la recuperación en muchos casos de los vínculos familiares o el afrontamiento de la falta de apoyo de la familia 
• La reincorporación o el ingreso en la vida laboral y la obtención de medios económicos para la supervivencia 
• Así como la negociación de las cuestiones vinculadas al divorcio en relación tanto a los bienes como a los hijos.




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